Las palabras, igual que las caricias, pueden dar mucho amor.
y también,
igual que los puños, pueden hacer mucho daño.
Sin darnos cuenta, a veces utilizamos frases que son muy perjudiciales para la autoestima de tu hijo. A continuación encontrarás algunas de ellas que debes evitar si quieres que tu hijo tenga una autoestima saludable:
1.No estés triste, no llores, no es para tanto:
Negar la emociones de los demás provoca el efecto contrario: que el otro se niegue a comunicarse. Esto sucede porque no se siente atendido ni comprendido. Si tu hijo está triste, quizás para ti no sea nada grave, pero para él sí lo es. La razón por la que está triste o por la que llora es importante para tu hijo, por lo tanto, acompáñalo en su dolor. Si quieres que tu hijo sea emocionalmente inteligente, ayúdale a saber y entender qué emoción siente, sólo así, conseguirá comprender y gestionar las distintas situaciones emocionales y sociales de la vida.
2. Tienes que hacerlo como tu hermano, mira que bien lo hace:
Las comparaciones lo único que crean son celos y rivalidad, y no motivación. Cuando comparamos a nuestro hijo con otra persona, estamos dañando directamente su autoestima. Con ello podemos generar varios tipos de conducta: Agresividad, búsqueda de aprobación constante de los padres (o de amigos, si es más mayor), dependencia de los comentarios positivos, conductas depresivas, etc.
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3. Eres un (etiqueta negativa). Por ejemplo: Eres un desordenado, maleducado, caprichoso, vago…
Debemos tener cuidado con las etiquetas, sobre todo las negativas, ya que encasillan a los niños y la mayoría de veces, acabará influyendo en su vida adulta. En este sentido, los niños van formando el concepto de su YO propio a través de la mirada del adulto, sobre todo de los padres. Si esta mirada es negativa, su valoración de YO también lo será. Si esto sucede dejarán de esforzarse (¿Para qué, si soy un vago?), serán poco autónomos, generalmente buscarán el refuerzo continuo, y se volverán poco colaborativos.
4. Déjalo, ya lo hago yo:
Esta frase genera pensamientos del tipo «no confía en mi», «cree que no puedo hacer nada bien», «no sé hacerlo». La autoestima y la autonomía se verán afectadas, provocando inseguridades y falta de esfuerzo. ¿A quién no le ha pasado que el niño dice: «No puedo» y al segundo estábamos allí haciéndolo nosotros?
5. Estoy harta de ti:
Muchas veces los niños nos sacan de quicio, nos enfadamos, estamos de los nervios. Si esto te pasa, PARA y RESPIRA. Porque cuando estamos enfadados, somos impulsivos y podemos decir cosas que ni sentimos, ni creemos. Recuerda que tú eres el adulto y debes ser el modelo del niño. Si hay situaciones que te superan, busca estrategias para gestionar esos momentos. Un niño debe sentir que es querido y que le amamos incondicionalmente. ¡Demuéstraselo!
6. ¿Por qué siempre te portas tan mal?
Cuando un niño se porta mal, debemos averiguar qué le pasa. ¿Está triste, enfadado, tiene sueño, necesita que estemos por él? No esperemos que el niño nos dé una respuesta porque no nos lo sabrá explicar y lo único que entenderá con la pregunta es «soy un mal niño».
7. Me avergüenzas:
Con esta frase el niño se sentirá rechazado, triste y culpable. Al igual que en las frases anteriores, esta frase no ayudará a mejorar su conducta, sino al contrario, generaremos baja autoestima.