La influencia del entorno y su intervención en la crianza de tu hijo

Cuando decidimos criar a nuestros hijos de forma consciente y respetuosa, casi de forma inmediata surgen críticas de nuestro entorno acerca de nuestra manera de educar:

«Eres muy blanda con tu hijo»

«Aquí el que manda eres tú y debes demostrárselo»

«Si le dejas escoger siempre, olvídate de que te haga caso después»

«Lo estás convirtiendo en un niño muy mimado»

Además, muchas veces estas críticas suelen provenir de nuestro entorno más cercano (padres, abuelos, hermanos…) y por lo tanto, estos comentarios nos suelen crear más malestar y sentimientos de culpa o rabia.

Debes ser conscientes de que nuestro entorno no siempre va a entender y considerar nuestra forma de educar. Lo importante es que no dejes que sus comentarios afecten a tu forma de actuar.

Cómo lidiar con los consejos no deseados:

Aquí te doy algunas pautas para afrontar las críticas de forma respetuosa:

Respeta:

Cuando nos encontramos ante formas diferentes de pensar, en vez de centrarnos en convencer, en justificar nuestra conducta o en enfrentarnos a ellos, simplemente RESPETA. Respeta su forma de pensar y pide respeto hacia tu forma de educar. No vale la pena discutir y aferrarnos a la idea de que debemos hacerles cambiar de opinión, simplemente porque ellos no desean esto.

Marca límites claros:

Igual que tú vas a respetar su visión de crianza, ellos deben respetar la tuya. Para ello, a veces es importante marcar límites, siempre desde la asertividad. Por ejemplo: «No me gusta que me hables así delante de mi hijo, cuando quieras comentarme algo acerca de mi manera de educar, prefiero que me lo digas directamente a mí sin que él esté presente». También podemos decir «He notado que no compartes mi forma de educar y eso me entristece. Necesito que me respetes y te pido que no me hagas ese tipo de comentarios.» Poner límites a las personas que queremos a veces es complicado, pero expresar nuestra necesidad ayudará a los demás a comprendernos y nos ayudará a nosotros mismos a sentirnos mejor.

Enseña desde el modelaje.

Aunque no estén de acuerdo en tu forma de educar, no cambies por ellos. Enséñales desde la práctica tu forma de educar y deja que ellos mismos observen los resultados. Si tu decides acompañar las rabietas desde el cariño y el respeto, deja que ellos mismos observen la reacción del niño. Esto vale más que mil palabras y discusiones. También ten presente que eres el modelo de tu hijo. La forma en la que tú recibas las críticas y afrontes el problema será lo que aprenda en ese momento. Aprovecha los pequeños retos diarios como oportunidades para enseñar aquellas habilidades que deseas que desarrollen tus hijos.

Responde con sarcasmo:

A veces, un toque de humor ayuda a rebajar la tensión del momento. Como hemos visto en los puntos anteriores, existen muchas otras alternativas a discutir. Así que qué mejor herramientas que utilizar el humor. Deja volar tú creatividad con frases ingeniosas, como por ejemplo: «Le daré el pecho hasta la universidad, si ella lo necesita» o «Puede dormir conmigo siempre que quiera, mientras no me traiga a su pareja a la cama».

Sonríe y sigue con lo tuyo:

Llegados al punto de que las estrategias anteriores no funcionan, puedes simplemente sonreír e ir a hacer otras cosas. Tan fácil como eso. Le escuchas, le sonríes y sigues con tu forma de educar. Sin conflictos. Sin juicios. Sin justificaciones.

Reflexiona con tu hijo:

Si consideras que cierto comentario ha podido hacer daño a tu hijo, puedes hacer preguntas para que él mismo reflexione acerca de la situación que hayáis vivido. «¿Oye, cómo te has sentido cuando tu tía ha dicho…? ¿Crees que eso que ha dicho es verdad?»

Quienes educamos desde la crianza respetuosa y la disciplina positiva, no debemos imponer este estilo de vida a los demás. Simplemente debemos incidir en aquello que mas nos importa, que es educar a nuestro hijo para que sea feliz.

¡En la educación de tus hijos, decides tú!