Te pongo en situación. 

Estás en el parque con tu hijo. Habéis llegado muy bien preparados con la bolsa llena de juguetes. Empiezas a sacarlos: Un cubo, una pala, moldes para hacer formas en la arena. Ah! y sobre todo, esa pala azul que os habíais olvidado la última vez y que tanto quería tu hijo. 

Pues bien, solo llegar tu hijo se olvida de todo y se va corriendo a sacarle de las manos esa pala tan bonita con la que está jugando una niña del parque.

Vas corriendo a resolver la situación, pero justo la madre de la niña se ha adelantado y le dice: 

  • Déjale la pala a este niño, hay que compartir. 

Y la niña, explota en un mar de lágrimas…

Y entonces tú, que te sientes fatal, le devuelves la pala a la niña y entonces es tu hijo quien empieza a llorar… 

Pues bien, seguro que alguna vez has vivido alguna situación parecida, y estando en cualquiera de los dos bandos, son situaciones que a veces son difíciles de sostener. 

¿Qué podemos hacer?

En primer lugar, ser conscientes de que lxs niñxs pequeñxs NO SABEN COMPARTIR Y AÚN NO TIENEN LA CAPACIDAD PARA HACERLO. Sí, exacto, has leído bien. 

Compartir requiere un nivel de empatía que no se empezará a desarrollar hasta los 5 años y requerirá de varios años más para desarrollarse tal y como la conocemos los adultos. 

¿Pero eso significa que no debemos enseñárseles a compartir? 

Para nada. Hay que enseñarles a compartir, pero desde el ejemplo y no desde la obligación.

¿Qué quiere decir esto?

Que, si queremos enseñarles a ser generosos, no podemos enseñarles desde la sumisión.

Cuando les obligamos a compartir y a dar su juguete a otrx niñx, les estamos quitando su mayor tesoro, porque para ellos, sus juguetes lo son todo. ¿O tu prestarías tu móvil a un desconocido porque sí? 

Ser generoso tiene que salir de uno mismo, no de forma impuesta, ya que si les obligamos lxs niñxs actuarán para evitar un castigo u obtener un refuerzo y no por el mero hecho de compartir. 

Entonces, ¿cómo podemos enseñar a compartir a nuestrxs hijxs?

Pues bien, aunque la habilidad de compartir requiere de una maduración cerebral determinada, podemos enseñarles desde nuestro ejemplo. Nosotros somos sus referentes, quienes les mostramos cómo relacionarse con el mundo. Por lo tanto, que mejor aprendizaje que verte a ti ser generoso.  

Pero ¿y qué hacemos mientras tanto no desarrollen habilidades empáticas?

Si son muy pequeñitos y aún no pueden comprender ni razonar lo suficiente, podemos explicarles la situación, validarles su emoción e intentar distraerles. 

  • Veo que quieres el juguete de la niña y ahora mismo está jugando ella y no le apetece dejarlo. Sé que esta situación no te gusta demasiado. ¡Uau, mira que castillo podemos construir con este cubo! ¿Me ayudas a llenarlo de arena?

Aunque te parezca que no te va a entender, tu hijx se merece una explicación y un acompañamiento por nuestra parte. Si nos acostumbramos a explicarles las cosas desde muy pequeñxs, a medida que se hagan mayores nos va a salir de forma natural. 

Si son más mayores podéis intentar buscar una solución juntxs. Aquí tienes algunas propuestas. 

  • ¿Te gustaría jugar con ese juguete verdad? ¿Qué te parece si tú le prestas uno tuyo? 
  • Quizás puedes preguntarle si podéis jugar juntxs.
  • ¿Por qué no le preguntas si cuando termine de jugar te lo puede dejar?

De nuevo, son propuestas que intentan respetar ambas partes implicadas y, por lo tanto, es importante no decir estas frases con el propósito de obligar, sino de invitar a compartir, siempre respetando que uno de los dos no esté de acuerdo. 

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