Ay! Los berrinches, rabietas, pataletas…

Puedes llamarle como quieras, que todo el mundo las conoce.

Aquellos momentos en los que nuestros niños explotan, lloran, gritan, incluso pegan y se tiran al suelo.

Como padres, son momentos en los que nos cuesta saber qué hacer y cómo reaccionar, ya que nos sentimos desbordados y descolocados por esa explosión de emociones.

Hoy te traigo 5 errores que NO deberíamos hacer ante una rabieta y 5 tips para evitarlos:

  1. Tener miedo a las rabietas

A ningún padre le gusta ver a su hijo gritar, llorar y tirarse por el suelo. Por este motivo, muchas veces tendemos a evitar el berrinche cediendo a la demanda de los niños. ¿Te ha pasado alguna vez que le has comprado ese juguete para que se calle?  Sin embargo, con esta actuación no ayudamos a nuestro pequeño a hacer frente a esa emoción. Además, nuestro niño aprende que la próxima vez sólo tiene que empezar a llorar un poco para conseguir aquello que quiere.

  • ¿Qué hacer? No las evites, afróntalas. No podrás evitar las rabietas eternamente. Ayudar a tu hijo a gestionarlas es lo mejor que puedes hacer.
  1. Dar sermones:

Cuando nuestro niño no quiere vestirse para ir al colegio y empiezan los llantos y gritos, nos empezamos a estresar y a explicarle, con nuestra super lógica, que aún tiene que desayunar, que mamá tiene que ir a trabajar, que perderéis el autobús, que llegaréis tarde al colegio, etc. Pero con estos razonamientos, lo único que conseguimos es estresar más al niño, aumentar el llano y retrasar la cama.

Lo sé, tenéis prisa. Pero acaso cuando te sientes estresada, ¿te gusta que te vayan repitiendo lo que aún tenéis que hacer? Pues a tu hijo le pasa lo mismo.

  • ¿Qué hacer? Menos, es más. Espera a que esté dispuesto a escucharte. No le des explicaciones hasta que no se haya calmado.
  1. Castigarlos:

¡Como te has portado tan mal, estás castigado! ¡Porqué lo digo yo! Alguno que otro se le habrá escapado esta frase alguna vez, pero lo que menos necesita un niño cuando está en plena rabieta es sentirse rechazado por sus padres. Y es lo que siente cuando es castigado. La sensación de incomprensión, junto con la frustración que siente en ese momento, hace que el berrinche aumente su intensidad.

  • ¿Qué hacer? Acércate, no te alejes. Acompáñalo durante este proceso.
  1. Pensar que es algo personal:

¡Ya empezamos, ya me está tomando el pelo otra vez! Esta frase la escuchaba el otro día cuando el niño lloraba porque no quería ir con la abuela. Este pensamiento nos conduce a la pensar que lo tenemos muy mimado, que se está acostumbrando demasiado, que necesita límites, etc.  En definitiva, pensamos que estamos en una lucha de poder constante. Sin embargo, la razón de las rabietas normalmente suele ser mucho más profunda.

  • ¿Qué hacer? No te lo tomes como algo personal. Reflexiona el porqué de esa rabieta. ¿Está cansado, tiene hambre, quiere más autonomía, te necesita?
  1. Imitar el berrinche:

Cuando nuestro hijo está en plena rabieta, nuestro cerebro instintivo se activa para reaccionar de la misma forma. Empezamos a gritar, nuestra cara se pone roja como un tomate, decimos cosas que después nos arrepentimos, etc. Con ello conseguimos que la rabieta se intensifique.

  • ¿Qué hacer? Mantén la calma. No lo olvides, tú eres su ejemplo. Conecta con tu hijo en vez de enfrentarte a él.